Viajar para leer: sobre la crónica

jueves, 23 de agosto de 2012

En el año 2003, Jorge Carrión se embarcó en lo que pensaba sería la vuelta al mundo y que, al final, resultó circunscribirse a América Latina, con una estancia en Chicago y un viaje a China. Entonces, supo de la necesidad de aprender a narrar en el lenguaje de la crónica.

De esa experiencia surgieron una crónica sobre la migración española a Australia y Norte sur, una colección de escritos sobre los encuentros en las ciudades de América Latina que descubrió. Bibliómano por vocación, conoció en su periplo a los grandes cronistas latinoamericanos, como Martín Caparrós y Ricardo Cozarinsky, y comenzó frecuentar los clásicos como Carlos Monsiváis, José Martí y Rubén Darío: “A medida que iba viajando, conocía librerías, que me parecen importantes por ser centros de información para el viajero. Así, cuando, hace dos años, se me ocurrió Mejor que ficción, comencé por leer los libros que había comprado entonces y no había leído”.

Para Carrión, no hay diferencias entre la crónica que se escribe en España y la que se hace en el Nuevo Mundo. Apenas los diferencian las plataformas en las cuales se publican.

“En España no hay nada parecido a Etiqueta negra o Gatopardo, pero en cambio hay páginas como Frontera que se parece a Prodavinci.com. Hay revistas de doble nacionalidad como Orsay, que es española y Argentina, o como Letras libres (que es mexicana y española al mismo tiempo)”, señala.

Uno de los aspectos más interesantes de Mejor que ficción es que las crónicas que reúne apuestan por la experimentación. “Libros como Missing de Alberto Fuguet o Sexografías de Gabriela Winer demuestran que la crónica es inyectada por una voluntad de actualidad y de innovación muy saludable cuando se experimenta con ella. Lo deseable es dejar de practicar el Nuevo periodismo de la década de los años sesenta y buscar nuevas las nuevas fórmulas de la crónica del sur”, explica Carrión.


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