La carpa y todo el ejército de actores y malabaristas que componen el circo se concentran en la profunda ingenuidad de un solo hombre con acento argentino, el payaso Míster Klo, cuya magia se vivió durante toda una semana en Maracaibo.
Martín Fernando Rodríguez, quien interpreta a Míster Klo, nació en Rosario, Argentina, donde hay más de 50 escuelas de clown (payaso en inglés) y 20 de circo, y es él uno de los intérpretes de arte circense más destacado e internacionales del país suramericano. Llegó hace una semana al Zulia para participar como artista y tallerista en el segundo Encuentro Arribando a Puerto de Maracaibo que organiza Ciudadpuertoteatro, y continúa una agenda en Maracaibo apoyado por el Teatro Estable de la Universidad del Zulia (Teluz) para hacer otras presentaciones que cierran hoy con una función comunitaria en el sector José Gregorio Hernández, de la parroquia Luis Hurtado Higuera.
En la mañana de ayer, ante un grupo de escolares, Mr. Klo salió a los jardines del Parque Infantil Teatro de Títeres Chímpete Chámpata a regalar toda su magia, con actuación, danza y malabares, pese a que confesó a PANORAMA que no es el público infantil su favorito.
“Me quedo con el publico adulto. Los niños siempre se van a divertir, pero la trama poética es mejor percibida por los adultos y son ellos quienes me han retribuido todos los esfuerzos al agradecerme por haber despertado su niño. Aunque realmente el mejor público es uno solo: El de mañana”.
El actor es experto en trabajar en espacios no convencionales para sus puestas en escena, más también se ha presentado en importantes escenarios en Latinoamérica y Europa.
Y destaca la importancia de trabajar en la comunidad: “Es imprescindible, porque es allí donde el arte es esperanza”.
“Una vez fui a la comunidad de Villa de las flores, en Rosario, y al terminar el espectáculo chicos muy carenciados de afecto, entre 6 y 9 años me pedían que les escribiera mi nombre en la mano”, contó con los ojos húmedos.
“El lenguaje de calle aprovecha alguna ornamentación arquitectónica exterior e impone el reto de que la invitación al público es en vivo —explicó Martín— Hay que seducir al punto que se queden 50 minutos. Mientras que en la sala quien acude tiene idea de lo que verá. No me siento cómodo en ninguno de los dos, porque en todos los espacios hay que domar a un dragón que es el publico, esquivar las llamaradas de fuego”.
“Hasta ahora el público de Maracaibo me ha resultado un dragón mansito”, dijo con sonrisa de niño el payaso, cuya primera profesión fue la de técnico químico, pero desde los 12 años el teatro le entró en las venas y el circo en el alma. Por eso, tiene una definición particular para la gran carpa: “El circo es lo irracional. Es como un tango, describe al mundo en una sorpresa”.
Panorama
0 comentarios:
Publicar un comentario