Con vuelo de dioses levitaron sobre las tablas del Teatro Baralt cinco parejas de bailarines rusos, embajadores de la mejor danza clásica del mundo, que durante 140 minutos ofrendaron a los zulianos la maestría con la que poetizaron sus movimientos corporales.
La gala de las estrellas del ballet ruso, pautado para el jueves 23 de agosto a las 7:00 pm, desde las 5:00 pm ya contaba con una masiva asistencia frente a las puertas del “Baralt”, donde el público consciente de que se trataba de un espectáculo de calidad mundial, esperó dos horas en la acera para lograr entrar, puesto que, además, hace 10 años no venía al Zulia la danza del célebre Teatro de Bolshoi, y mucho menos con entrada gratis.
La actividad forma parte del convenio cultural entre Venezuela y Rusia establecido en 2010, y este año los rusos decidieron traer al ballet, solo en dos presentaciones puntuales, la primera el 19 de agosto en Caracas, y la segunda el jueves en Maracaibo.
“Rusia quiso enviar a las estrellas de tres de las compañías más importantes de su país, incluyendo al Bolshoi, por ser una de sus manifestaciones culturales más emblemáticas. Con 10 coreografías los intérpretes demuestran su larga trayectoria sobre escenarios mundiales”, destacó la responsable de asuntos internacionales del Ministerio para la Cultura, Katiuska Rodríguez.
Denis Medvedev y Anastasia Gubanova, forman parte del Teatro Bolshoi, que este año cumplió 236 años de trayectoria como la más importante escuela de ballet mundial, y Anastasia Kolegova, Danila Korsuntsev, Ekaterina Osmolkina, Filipp Stepin y Elena Yevseeva, Maxim Zyuzin, forman parte del elenco del Teatro Mariinski de San Petersburgo, más Vera Arbuzova y Marat Shemiunov del Teatro Mikhailovski de la misma localidad rusa. El show Dance Open, con dirección artística de Ekaterina Galanova, se inició puntual con los aplausos de las 650 personas que hicieron un lleno total del teatro, y con personas afuera que no lograron entrar a tiempo.
“Definitivamente el Baralt quedó pequeño para un espectáculo tan masivo —opinó Sasha Vodjick, directora de la Escuela de Ballet Maracaibo—. Los bailarines en ese escenario se ven mucho mas altos porque el espacio es reducido. Igual, sin duda, fue una presentación de extraordinaria calidad”.
El pas de deux de Talisman dio inicio al espectáculo, en el que Ekaterina Osmolkina, vestida con el tradicional tutú, y Maxim Zuzin deleitaron con la compaginación y sutileza de sus movimientos. Con igual factura, Vera Arbuzova y Marat Shemiunov interpretaron Adagio del ballet Espartaco, y Anastasia Kolegova y Danila Korsuntsev, realizaron el Baile de los fantasmas.
Con la pieza Tarantella, ambientada en el Canal de Venecia, Anastasia Gubanova y Dennis Medvedev, ambos del Bolshoi, impresionaron no solo con la impecable calidad técnica sino por sus capacidades histriónicas y toques de humor. Continuaron Ekaterina Osmolkina y Maxim Zuzin, con Adagio de Romeo y Julieta y Elena Evseeva y Philipp Stepin con la obra pas désclave de El corsario.
En un intermedio de 15 minutos, las opiniones no se hicieron esperar. Guillermo González, director de la escuela de ballet de la Secretaría de Cultura del Zulia, consideró: “El ballet ruso debería de venir con más frecuencia, porque eso incentiva a nuestros alumnos a ser cada vez mejores y a entender que la danza es una carrera ”.
La maestra Marisol Ferrari reflexionó: “Fue una oportunidad tremenda porque se trata de muy buenos bailarines, representantes de una escuela con demasiada tradición. Son muchachos que han sido formados en un país demasiado fundamental para la técnica clásica, donde hay un sistema educativo que da sus frutos y los alumnos saben que van a poder vivir de sus trabajos, lo mismo que pasa con otros países de Europa y Cuba”.
En cuanto al show, la maestra Ferrari agregó: “Además de la impecable calidad me gustó el respeto por público, no se convirtió en un show sino en una presentación muy sobria. Ese intercambio que tienen Rusia y Venezuela, que trae un espectáculo de tanta factura, al igual que se trajo al Ballet Nacional de Cuba, es algo que hay que agradecer y valorar”.
Sin más anuncio que la desaparición progresiva de la luz subió de nuevo el telón y el público continuó atento a los pas de deux del Lago de los cisnes, luego presentaron El Adagio de Scheherezade, el Valse de Vienna, Aguas de primavera, El Jopak de taras Bulba, La muerte del cisne y cerraron con el pas de deux de Don Quijote.
Luego de ello, los 10 solistas salieron a dar reverencias de despedida al público con la misma elegancia con que danzaron. Así, Maracaibo tuvo la oportunidad de disfrutar de dos siglos de la técnica suprema y el poder dramático de las corrientes mundiales de la danza clásica.
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