La difícil cruzada del cantante OneChot

jueves, 24 de mayo de 2012

Ya no lleva dreadlocks, pesa 70 kilos y porta en su cabeza un pasamontañas color negro, para cubrir el impacto de bala que recibió el martes 28 de febrero en la frente y que habría mandado a cualquiera a la tumba. Pero en el caso de Juan David Chacón lo llevaría a emprender un largo camino hacia la recuperación: más de seis semanas hospitalizado en la Clínica Santa Sofía, algunas de ellas en estado de coma, y una operación para extraer la bala. 

De resto, el cantante venezolano, OneChot para su público, luce igual que antes: con una sonrisa de oreja a oreja. "Me siento bendecido, soy un hijo de Dios", dice él, y sus palabras no dan cuenta del calvario vivido. 

Tres semanas tuvo que movilizarse en silla de ruedas. Menos de siete días llevó andadera. Y después agarró un bastón que no soportó "ni tres días", según revela su madre, la periodista y empresaria cultural Luna Benítez, quien no dudó en hacer a un lado su profesión desde el pasado mes de febrero para dedicarse por entero a su hijo. "Yo soy capaz de subastar cada uno de mis cabellos por él", suelta con la voz entrecortada. "Como madre, soy capaz de cualquier cosa, especialmente después de ver el milagro de que esté vivo", agrega ella, que no se ha apartado de OneChot durante todo el proceso de curación. 

Todo los días, de 11:30 de la mañana a 1:30 de la tarde, tiene que realizar una jornada de ejercicios, vigilado por el terapeuta y entrenador Carlos Pino, quien lo pone a sudar la gota gorda con sentadillas, movimientos de piernas, lanzamientos de pelota, y abdominales, entre tantos otros. "Del uno al diez, ¿que tan cansado estás?", le pregunta Pino, quien confiesa que la tarea ha sido dura, pero ha brindado resultados satisfactorios. 

"Cuando empezamos, Juancho solo tenía destreza en la mano izquierda. Pero después vimos progreso. No era un cambio por día, sino como diez o doce cambios, porque él jamás se estancó", cuenta Pino, quien insiste: "Del uno al diez, ¿que tan cansado estás?". "¡Siete!", responde Chacón. 

No es la única terapia a la que debe someterse el cantante. Tres veces a la semana recibe la visita de un terapeuta de lenguaje, otras tantas recibe atención psiquiátrica, y todos las tardes debe ingresar a una cámara de oxigenación hiperbárica en la urbanización San Bernardino. 

El final de la tarde, eso sí, lo dedica Juan David Chacón a descansar, a charlar con sus padres, y a recibir las visitas de familiares y amigos como Asier Cazalis (de la banda Caramelos de Cianuro), Horacio Blanco ( Desorden Público) y hasta el músico argentino Felipe Nadal, quien a propósito de su concierto en Venezuela decidió acercarse a saludarlo. Y todos coinciden en algo: la curación ha sido relámpago. 

"¡Ayer me dijo que quería salir a manejar!", dice emocionada y con una risita nerviosa la madre del cantante. Y todos saben que de un momento lo hará. Porque, como dice el entrenador Carlos Pino, "lo increíble de OneChot es que nunca se niega a nada". Ni a darse por vencido. "¡Yo no le tengo miedo a Venezuela!", dice. "¡Definitivamente de aquí no me voy!".


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