“Me levanto temprano, pero también depende de los ensayos con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar A, que generalmente son a las ocho de la mañana y terminan a las once. Después desde las dos de la tarde, trabajo como tallerista de vientos con la Orquesta Sinfónica Juvenil Teresa Carreño, hasta las siete de la noche. Algunas veces me quedo desde esa hora hasta las nueve a dar clases de clarinete a la sección de la Orquesta Juvenil de Chacao” así es un día en la vida de Jesús Gabriel Antón Rincón, reconocido el pasado mes como Clarinetista de Latinoamérica 2011.
Para Jesús, y para quien “La música es el alimento del alma. Nadie puede estar sin música, es indispensable” este Premio organizado por Clariperu, significa “mucho porque aunque muchos no lo vean como un Premio porque no es monetario, lo importante es el reconocimiento nacional y mundial y en este caso es la primera vez que un venezolano es nominado y gana” así define el joven el ser reconocido con este galardón.
Comenta que se entero del concurso porque el año pasado tuvo la oportunidad de participar en el IX Festival de Jóvenes Clarinetistas Latinoamericanos, que se realizó en Caracas.
El jurado estuvo conformado por Michel Arrignon, Marcelo González, Antonio Saiote, Eddy Vanoosthyuse, Ricardo Freires y Vicente Monterrey. Los ganadores fueron José Cabrera en la interpretación del Concierto para clarinete en la mayor K 622 de Wolfgang Amadeus Mozart; Williams Mora en la interpretación del Concierto para clarinete, orquesta de cuerdas, arpa y piano de Aaron Copland; y Jesús Antón en la interpretación del Concierto para clarinete y orquesta de cuerdas de Henri Tomasi.
Y a raíz del concurso, uno de los jurados le comento, se inscribió y gano por unanimidad. Entre los planes para este año 2012 además de su viaje a Lima, Perú, para participar en el II Congreso Latinoamericano de Clarinetistas que organizarán del 10 al 14 de septiembre, tiene previsto una presentación en Brasil con el grupo Pentacorte en el mes de junio y el bautizo del disco de música venezolana de este grupo al cual pertenece.
Y otro reto es audicionar para ser el principal de la Simón Bolívar A, que está vacante y desde ya se prepara para estudiar.
Jesús Antón, es yaracuyano, estudio primaria en el Grupo Escolar Republica de Nicaragua y la secundaria en el Gabriel Álvarez de Lugo y en el inicio de su nuevo ciclo educativo en esos días calurosos de Yaracuy, Edgar “Chicho” Gutiérrez, un amigo de su papá, que tocaba contrabajo, lo convido a que lo inscribieran en la extinta Escuela de Música Blanca Estrella de Mescoli, en San Felipe.
LOS INICIOS
Y lo inscribieron en la Escuela de Música Blanca Estrella de Mescoli, y se venía de Cocorote a San Felipe los domingos a oír clases de oboe con Carlos Peña. Pero el tercer domingo la encontró cerrada y regreso al siguiente y de nuevo la hallo con candado y no volvió.
Tres años más o menos más tarde, de nuevo el amigo insistió y otra vez regreso al centro de enseñanza de la música, pero esta vez en clarinete” porque dicen que quien toca clarinete toca saxofón” y en la Orquesta Sinfónica, así cuenta Jesús Antón sus inicios como clarinetista bajo la tutela de José Caldera.
Y es que Jesús Anton, también se atrevió a tocar saxofón, con la Banda de Fundesoy en un viaje que tenían a Caracas a tocar en un carnaval.
Y fue ahí, en la agrupación musical que se entero que cada domingo encontraba la escuela cerrada porque Carlos Peña tuvo un accidente y un largo reposo medico.
Eran los días de 1994, aprendía con José Caldera y tocaba en la Orquesta porque el lema es Aprender a tocar tocando y un año más tarde en 1995 o 1996 hasta 1998 entro a formar fila de la Banda del estado y a la vez era el segundo clarinete de la Orquesta Sinfónica Juvenil y recuerda su mamá Blanca de Antón, que como era menor de edad tuvo que sacarle un permiso para que trabajara.
En esos años, dio su primer concierto como solista y recuerda que fue en la iglesia de La Ascensión del Señor en la urbanización La Ascensión de San Felipe.
Pero ese concierto de solista, hoy día es inolvidable en la familia Antón, porque había que ir en palto y no tenia. Pero uso el del primo. La mamá recuerda que fue terrible, pregunto a un señor en Cocorote como se lavaba un saco y él le dio las indicaciones, que si con jabón azul, que no se ponía al sol sino en la sombra. Y el día del concierto, la chaqueta lucia como nueva.
En esos días, se anunciaba la llegada al país del papa Juan Pablo II y de cada uno de los núcleos seleccionaron a un grupo para formar una gran orquesta, pero antes había un seminario de dos semanas. “De aquí escogieron a varios y entre ellos al primer clarinete de la Orquesta, pero se enfermó y yo entre a suplirlo.”
Este nuevo mundo, compartir con otros músicos de otros estados, los ensayos “me emocionaron y cuando regrese me meto de lleno con el clarinete” recuerda.
Asistió a los cursos de Guama del Festival Unión de las Artes, en 1998. Y ahí conoció a Valdemar Rodríguez, otro yaracuyano hoy con cargo gerencial dentro de la hoy Fundamusical Simón Bolívar, que vino a dictar un taller o una conferencia.
Y lo invito a que fuera a Caracas a recibir clases con él, en el Conservatorio Simón Bolívar. Y fue en ese Festival Unión de las Artes, que se hizo un concurso interno de clarinete con el primer movimiento del Concierto para clarinete, de Wolfang Amadeus Mozart, y lo gano fue su primer premio, dice Jesús.
Así comienza otra etapa en la vida del aun adolescente, Jesús Antón. Y cuenta la mamá, que en esos días el papa no tenía trabajo y ella lo hacía en lo que antes eran los Multihogares, a veces no tenían dinero pero quitaban prestado y de aquí y de allá lo reunían. Se iba de madrugada a las dos o tres de la mañana, cada 15 días los martes y jueves y lo traían desde Cocorote al Terminal de San Felipe.
“Llegaba a Caracas oía clases en el Conservatorio y ya a la una de la tarde me regresaba a San Felipe.” En todo este tiempo perdía clases en el liceo y tenía que solicitar permisos si había examen hablaba para que se lo hicieran después o que le asignaran un trabajo “ y peor era cuando tenía seminario que perdía una o dos semanas de clases” dice. Pero los profesores siempre me apoyaron.
En ese trajinar, se entera de una audición en la Orquesta Sinfónica Juvenil que iba a reemplazar a la Infantil. Y audiciono con la Sinfonía Don Juan, de Richard Straus y un concierto que preparó. Fue a Caracas , lo seleccionaron, pero no paso nada.
Pero las cosas del universo conspiran a veces para bien, y en ese momento se estaba preparando una gira para Italia con la Orquesta Sinfónica Infantil con la dirección del maestro Giuseppe Sinopoli y por la premura del tiempo para organizar la Orquesta Juvenil en la que audicionò, llamaron algunos de los que participaron y ahí estaba él junto a “Pacho” Flores.
Y así, siguió asistiendo a clases en el liceo, en la Orquesta Juvenil de San Felipe, el trabajo en la Banda, las clases en el Conservatorio Simón Bolívar hasta que en el 2002 llego la oportunidad de audicionar para la Simón Bolívar y quedo. Y se marcho.
Todos estos años, más de diez han hecho que tenga predilección por la música de Gustav Mahler y el Concierto para clarinete de Jean Francaix.
Y CON LA MÚSICA VENEZOLANA
Cuenta, Jesús Antón que su incursión en la música venezolana fue con los amigos de la orquesta dando serenatas y en fiestas con Antonio Freitez, en la guitarra; Leonidas Rondón, en el cuatro.
Ya establecida en Caracas, se encuentra con un grupo que se estaba gestando y que ya cumple diez años, Pentacorde y entra con ellos en el 2001.
Y a Jesús Antón, como la mayoría de los músicos jóvenes le gustan las hamburguesas y a veces cuando tiene tiempo participa de las caimaneras que arman en la cancha del Colegio de Ingenieros.
Algunas veces va al cine y a las fiestas a las que acude, las arma con los integrantes de Pentacorde después de los ensayos y en la casa. También oye a Luis Miguel, Ilan Chester, Metalica, Tierra, viento y fuego, las chatarritas, de todo.
Junto a las agrupaciones musicales ha recorrido varios países de América, Europa, Asia y de allí se ha traído como recuerdos “ la comida, es lo mas distinto pero hay que disfrutarla y así no nos guste es una experiencia; lo otro es el entorno de los países en algunos todo es como mecánico, perfecto puede ser de madrugada y el semáforo esta en rojo y la respetan lo que he visto es muy estricto lo multan; en otros si un carro cae en un hueco puede demandar al gobierno local porque hay derecho a protestar pero también hay deberes.”
Jesús Antón, es un joven venezolano que con su trabajo contribuye a construir un mejor país, por eso este viernes la coordinación de Prevención del Delito en Yaracuy le otorgó un reconocimiento, pues es un ejemplo a seguir, con su perseverancia y constancia, luchando por lo que le gusta: la música.
NC
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