Leonel Durán: Estoy casado con el arte y mis hijos son las obras que he creado

jueves, 17 de mayo de 2012

Caminando por lo que él llama su buhardilla, Leonel Durán dice ser egoísta por dedicar su vida al arte y dejar de lado otras satisfacciones humanas, necesarias para todo hombre común. Sus manos agrietadas, su manso rostro y su disposición al trazo demuestran que él es un ser especial: "Soy el único artista que vende todo lo que hace" pronuncia, seguido de una leve carcajada, que anuncia la frase final de la oración: "porque todo lo que hago es un encargo".

Aunque parezca broma es cierto, Durán se especializó en el arte monumental de la escultura y el vitral, técnicas que por sus grandes proporciones requieren ser encargadas por una institución específica. Para él, exponer sus piezas no es necesidad: "Yo me muevo en otros espacios", comenta.

Ejemplo de lo anterior son las piezas de vidrio Batalla de Araure y Batalla de Bombona (1984), que adornan el Museo de la Petrolea en el Táchira; el enorme vitral Centro, Oriente y Occidente en la Historia de Venezuela(1980), de 110 metros cuadrados, que está en el Ministerio de la Defensa de Caracas o sus obras más recientes La patria se viste de justicia (2005), ubicada en el Edificio Nacional de Barquisimeto y la escultura en bronce S.S Juan Pablo II (2011), dispuesta en la Iglesia del sector Montalbán III de Caracas.

Sin embargo, comenzar no fue sencillo para él. Nacido en La Ermita, municipio San Juan Bautista del Táchira, confiesa venir de una familia conservadora: "Mis padres se opusieron a que yo fuera pintor porque no consideraban el oficio como una carrera para mi futuro", recuerda Durán, quien se alegra al poder decir que su ánimo pudo más.

Desde los 12 años se inició en el estudio de dibujo en la Escuela de Artes Plásticas de San Cristóbal y un año más tarde participaba en la fundación del Centro Artístico Arturo Michelena, en el Colegio La Salle, de la capital andina. "Allí nos reuníamos muchachos con inquietudes hacia la plástica y profesores que nos orientaban", relata.

Culminados sus estudios primarios, los sueños del joven se agigantaban y fue tanta la pasión e insistencia que su madre decidió acompañarlo a la capital venezolana para buscar otras alternativas de estudio. Durán aclara que la figura materna fue su principal apoyo en los primeros años: "Cuando estaba pequeño mis hermanos mayores querían corregir mis dibujos, pero ellos salían regañados por mi madre, porque ella creía en mis interpretaciones", cuenta el hombre que camina por su taller para mostrar sus pinceles, brochas y vidrios multicolores, herramientas le son familiares y que dan vida a cada uno de sus "hijos", residenciados a lo largo del territorio nacional.

Con la compañía materna llega a Caracas a sus 16 años y comienza su carrera profesional en la Escuela de Artes Cristóbal Rojas; en sus aulas resolvió inquietudes con los consejos de Régulo Pérez, Gabriel Bracho, Víctor Valera y Pedro León Zapata, maestros del arte plástico en Venezuela, a quienes debe su formación integral.

No conforme con sus estudios en la capital, parte a París para especializarse en la técnica del vitral en el atelier del artista francés Guy Meliava. Mientras estudiaba, se le encargó la construcción deCentro, Oriente y Occidente en la Historia de Venezuela, vitral diseñado por el venezolano Gabriel Bracho y elaborado por las manos creadoras de Durán.

"En el país no había la posibilidad de crear estas piezas, gracias a mi formación en París, a mi regreso, desarrollé la técnica del vitral y hasta me nombraron profesor titular del área en la Escuela Cristóbal Rojas", narra.

A la docencia, el artista dedicó 33 años de su vida y "eso me permitió hacer mi trabajo plástico sin tener que sacrificar mi oficio", explica el hombre que empezando la década de los 80 instala el primer taller de vitrales en el país.

Sumado a la docencia, asumió por dos periodos la presidencia de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos y del Comité Nacional de las Artes Plásticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), desde 1995 hasta 2000.

Durán se declara "admirador de los artistas renacentistas porque ellos vivían del encargo y es lo mismo que hago yo", cuatro siglos más tarde, pero en Venezuela, lejos de la Florencia italiana de 1500.

Y, del mismo modo que los artistas renacentistas Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci o Rafael Sanzio; Durán también ha sido creador de un nuevo estilo en la plástica nacional: el escultovitral, que consiste en unir las técnicas de escultura con el vidrio, como material principal.

"Mi contribución es para que el vitralismo sea un arte integral, que no dependa de la arquitectura, sino que tenga posibilidades expresivas de la misma magnitud que la arquitectura", advierte el artista.

El medallón de Simón Bolívar, ubicado al finalizar la avenida Libertador de Caracas, es la primera pieza elaborada por el artista bajo la técnica.

Las manos de Durán no se detienen, por el contrario se mezclan con los libros polvorientos de su taller, único hogar que lo cobija desde la perseverancia, porque según sus palabras: "En el arte la constancia es la principal meta a seguir para poder tener éxito", premisa inspirada en la histórica frase del Libertador Simón Bolívar: Sólo Dios concede la victoria a la constancia, oración que se repite el artista diariamente para motivar su creación.




AVN

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