A Carlos Cruz-Diez (Caracas, 1923) hay que llamarlo maestro. El título va adherido a su nombre. El artista venezolano, uno de los grandes exponentes universales del cinetismo, iniciará el año con dos exposiciones en Asia. Como para establecer, aún más, una obra que ya ha recorrido más de 30 países.
El caraqueño tiene una agenda copada. Una retrospectiva suya se exhibe en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires; otra, en la Marion Gallery de Panamá. Hoy inaugurará la muestra Cruz-Diez. Circunstancia y ambigüedad del color, en el Ningbo Museum of Art de China; y mañana abrirá Cruz-Diez. El color en el espacio, en el Jeonbuk Province Art Museum de Corea del Sur. Con 88 años, no se detiene.
-Ya tiene seis exposiciones programadas. Como que tendrá un año 2012 movido
-Sí, bastante. Y 2013 también. Hay mucha demanda de exposiciones, por fortuna. Hoy inauguro una en China; mañana, otra en Corea. Ya mandé a mis nietas y a mis colaboradores para allá. Yo estoy muy viejito para dar brincos tan lejos.
-Ya en años anteriores había expuesto en Asia. Pareciera que por allá también empiezan a ver su color
-Y eso me contenta. En Corea tengo dos obras: una que hice para las Olimpiadas del 88 y otra que realicé 10 años más tarde. En China expuse el año pasado. Esta exposición ahora va a recorrer 10 museos durante todo el año. Será una exposición interesante. Diseñé cromosaturaciones, cromointerferencias. Será muy completa.
-¿Qué significa que sus obras comiencen a tener regularidad por esos lares?
-Eso es un continente que está descubriendo Occidente. Tiene mucho interés por el arte que nosotros hacemos. La tendencia nuestra ha sido redescubierta. Esas son obras que son del 65, del 59. La gente se sorprende porque piensan que son obras actuales. Y no, son obras muy viejas, que tienen una actualidad. La reflexión sobre lo efímero, lo interactivo, lo planteamos desde el 54.
-¿Será que empezaron a despertar las percepciones que estaban dormidas?
-Yo creo. Es ahora, con las nuevas generaciones, que se empieza a comprender el discurso que yo he tratado de decir desde hace más de 60 años. Mi generación no entendió nada. Era muy reacia a todo lo que era un cuadro. Yo quise salir del muro, quise llevar el color al espacio. Y eso no se entendió, a diferencia de lo que pasa hoy, que me da mucho placer.
-¿Y a qué cree que se deba esa compresión actual?
-A que el artista, a veces, se adelanta a su época. Cuando uno se propone, como el científico, cuestionar lo que existe, tratar de buscar nuevas nociones, suele ser incomprendido. Me preguntaba por qué pintar sobre una tela, por qué el color tiene que ser una materia aplicada con una brocha. Llegué a la conclusión de que el color está en todas partes, es una circunstancia. Y eso está hoy.
-¿Cómo percibe el venezolano hoy el cinetismo?
-Hablar de cinetismo actual no puede ser como hablar de cubismo o surrealismo. Son movimientos que dieron nuevas nociones del arte. El cinetismo abrió un espacio creativo que no existía: utilizar el tiempo y espacio reales como elementos fundamentales de la creación. Hoy en día muchos artistas lo llaman instalaciones. Esas son las consecuencias de lo planteado. Las nuevas generaciones inventan otros discursos basado en eso. Como yo, que me basé en el pasado para avanzar.
-Hace dos años que no vemos una individual suya en el país. ¿Cuando será que lo tendremos de vuelta?
-Cuando me inviten (risas). Por ahora no tengo ninguna pautada. La última que hice tuvo mucha receptividad. Fue en Los Galpones. Esa misma exposición, un poco más completa, es la que estará en China y Corea. El color que no está sobre el soporte. El color que uno ve ahí no está ahí. Lo fabrica uno con la distancia, la luz, una dinámica ambigua. El color haciéndose y deshaciéndose.
-Otra cosa: Perán Erminy dijo en estos días que hay un saqueo del patrimonio del país. Que obras que quedaron en los depósitos, terminaron perdiéndose…
-No lo dudo. Eso es una catástrofe. El patrimonio artístico es el que le da la fuerza al país, a los ciudadanos. Es un pasado. Si no tiene pasado, no puede avanzar. Un pueblo que quiera borrar su pasado es un pueblo que se estanca. Si los artistas jóvenes no conocen las obras de sus anteriores no podemos avanzar. Es grave.
-Aquí como que se olvidan de su premisa de que el arte hay que compartirlo
-El arte es para la gente, hay que compartirlo. No tiene bandera política, ni frontera, ni pasaporte. El arte es la noción de libertad. No tiene ideología. El artista es un hombre libre.
DANIEL FERMÍN , CARLOS CRUZ-DIEZ , ARTISTA PLÁSTICO | EL UNIVERSAL
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