Lágrimas de león

jueves, 10 de mayo de 2012

Con los ojos rojos de tanto llorar, Fernando Amorebieta tuvo que subir a retirar su medalla de subcampeón de la Europa League. Tres errores suyos condenaron la derrota para el Athletic de Bilbao, un equipo que en la final en Bucarest no supo esgrimir los argumentos que lo habían llevado hasta ahí. Atrás, las tres únicas desatenciones del central venezolano significaron tres goles que le permitieron al Atlético celebrar el título.

Desde el inicio, el Atlético entendió que su papel era esperar a su rival con una emboscada que tenía al colombiano Radamel Falcao como hombre fundamental. Arriba, el Tigre se terminó devorando a los leones con su inusual combinación de fuerza y técnica. El delantero, que inició su carrera en Venezuela cuando su padre jugaba como importado en el torneo nacional, fue tan capaz de pelearse con cualquiera de los defensores como de marcar dos goles de muy linda estampa.

Con el primero de los dos, el colombiano logró encarrilar el trayecto de los suyos. En la foto aparecerá Amorebieta como villano, tras haber trastabillado un instante luego de un amague de Falcao. Con ese segundo a favor, el delantero se atrevió a armar la zurda y dibujar una parábola que mordió el segundo palo del arco de un Iraizoz vencido.

Con la ventaja de su lado, Diego Simeone pudo manejar el partido. Replegó a la tropa hasta su mitad del campo y amontonó hombres alrededor de Fernando Llorente. Sin referencia adelante, el Athletic se quedó sin norte.

Con la pelota en su dominio, el Athletic permitió ilusionarse con la remontada luego de tres llegadas casi consecutivas pero cuando mejor pintaba el panorama, otra desatención de Amorebieta, esta vez en una pelota que perdió al borde del área, terminó con el segundo gol de Falcao. El grito del de Santa Marta fue una sentencia de muerte que no pudo revertir Marcelo Bielsa con dos cambios en el descanso.

Pero el Athletic de ayer no fue el de Old Trafford ni el de tantas tardes de este año en San Mamés. Sin chispa y cargado de imprecisiones, los vascos fueron incapaces de hallar el antídoto para abrirse paso entre la veintena de piernas rivales. Con el paso del reloj, aquello terminó pareciendo una centena de defensores contra las tímidas intentonas de Ibai, De Marcos y Susaeta, los recursos de emergencia ante la incapacidad de Llorente para resolver en el área.

Con la arena por acabarse en el reloj, Diego terminó la faena al coronar su buena tarde con un gol que volvió a tener a Amorebieta como víctima al no poder contener al brasileño cuando éste le encaró dentro del área. Los casi 15 despejes del criollo y los más de 25 pases buenos que dio desde el fondo quedarán en el olvido al lado de la foto de sus tres pecados. La derrota, justa pero quizás exagerada, desató el llanto del venezolano, quien tuvo la mala fortuna de jugar uno de sus peores partidos en su noche más importante.


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